Rossi, que había tenido un placentero despertar, estaba paseando por la caja mientra cantaba las canciones del Señor y hablaba con la virgen. De pronto, se tropezó con algo en el suelo. Ese algo gritaba, convulSionaba, se retorcía y pedía jugos.
Rossi: ¡Oh, Señor! ¡El Demonio ha hecho una de sus fechorías con un siervo de tu reino! ¡DEMONIO MALO!
Vomi: ¡¡¡Cállate bircho!!! ¡¡¡Y dame jugos!!
Rossi: ¡Oh, no! ¡Es más grave de lo que yo pensaba! ¡SAL DE SU CUERPO! ¡SAL DE SU CUERPO! ¡EN EL NOMBRE DE DIOS, YO TE EXPULSO! ¡EN EL NOMBRE DEL SEÑOR! ¡YO TE LO ORDENO!
Vomi: ¡¡¡Bircho!!! ¡¡¡Bircho!!! ¡¡¡Tu madre está entre nosotros!!!

Atacada, la monja se construye un crucifijo y bendice el agua de la bañera sin querer preguntarse por qué está turbia. Hace todo lo posible por el alma de Vomi, pero éste la muerde en el tobillo y se escapa.
Vomi: ¡¡¡Los jugos serán míos!!! ¡¡Los necesito!! ¡¡MÍOS!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario